¿Qué es la Educación Sexual Integral? Este tema en el último tiempo ganó notoriedad en algunos ámbitos, principalmente el educativo. Seguramente escuchaste hablar de esto en los medios de comunicación, en las redes sociales, abordando este tema principalmente desde la perspectiva del aborto. Sin embargo este, tema ya ha sido tratado en muchas ocasiones.
En Argentina, el 4 de octubre de 2006 se sancionó la Ley de Educación Sexual Integral que tiene como objetivo garantizar la ESI de todos los niños, niñas y adolescentes.
El tema genera debate, pero quizás es por desconocimiento. Por eso, a continuación te vamos a comentar de qué se trata la Educación Sexual Integral y qué objetivos persigue, las dimensiones que abarca y además de comentarte claramente para qué servirá aprender sobre esto para tu vida cotidiana.
¿Qué es la sexualidad?
Si pensamos en sexualidad, en el imaginario social, se cree que se está hablando de genitalidad, naturaleza, instintos, normalidad, prevención, reproducción. No obstante, al referirnos de sexualidad no solamente se está hablando de esta dimensión. Entonces, ¿cuáles son las dimensiones que incluyen la sexualidad?
Dimensiones de la Educación Sexual Integral
Como antes se mencionó, la educación sexual que se brinda es integral. Por lo tanto no puede ser vista sólo desde una perspectiva de la sexualidad, es por ello que en la ESI, se hace referencia a dimensiones.
En este caso, ¿cuáles son todos los aspectos o dimensiones que incluyen a la sexualidad?
Dimensión biológica de la ESI
Alude a lo anatómico-fisiológico, en este sentido, la conformación pre-natal, la reproducción, el embarazo, el parto, el desarrollo del cuerpo y sus transformaciones a lo largo de todas las etapas evolutivas. La prevención y promoción de la salud también están incluidos en esta dimensión.
A su vez, los modos de simbolizar y representar el cuerpo, los órganos sexuales, la genitalidad, la reproducción, las etapas de la vida.
Dimensión sociocultural e histórica de la ESI
Alude al sujeto biológico, inserto en un mundo con valoraciones y prácticas culturales, en donde transcurren los procesos en que las personas conforman características propias y diferentes, en el cual se desarrolla la sexualidad, condicionada a su vez por el momento histórico en que se vive. Estas pueden sostenerse en hábitos, costumbres y tradiciones, o bien enmarcarse en prescripciones jurídicas, escritas en leyes y normas que regulan nuestra vida cotidiana.
Dimensión psicológica de la ESI
Hace referencia a los procesos que conforman el cuerpo y
el psiquismo en en el entramado de relaciones, inicialmente familiares y luego de los diferentes grupos sociales, forjando una identidad sexuada.
Desde la psicología y el psicoanálisis –el que toma a la sexualidad como dimensión fundamental de la construcción de subjetividad- se cuenta con conceptualizaciones que permiten comprender, cómo los humanos se hacen varones o mujeres, se relacionan con otros, forman una familia, etc.
Estos conceptos se vinculan fundamentalmente con la construcción de la identidad y la alteridad, las identificaciones, la trama edípica, todas ellas instancias fundantes para la construcción de la subjetividad del sujeto que le permitirán las relaciones entre las personas a lo largo de la vida.
Es importante resaltar que esta dimensión psicológica también se refiere a la afectividad, a la construcción de la autoestima, a las capacidades para manejar y expresar sentimientos y emociones, a resolver conflictos de la vida diaria, a tomar decisiones y relacionarnos con los otros y con el mundo.
Dimensión jurídica de la ESI
Hace referencia a los modos en que la sexualidad se inscribe en normas y leyes, tácitas o explícitas, determinando y regulando la vida cotidiana, ordenando, habilitando, prohibiendo, estableciendo lo que la sexualidad humana es y/o puede ser, sus condiciones y alcances.
También, está fuertemente vinculada con los derechos humanos y con el trabajo que se realiza desde la escuela para promoverlos y evitar situaciones que los vulneren.
Dimensión ético-política de la ESI
Se articula fuertemente con la anterior ya que las leyes se inscriben en el marco de políticas pensadas, a su vez, desde un lugar ético, los valores. En este sentido, valores como la solidaridad y cooperación, el amor, el respeto por uno mismo y por los otros, el respeto por la diversidad y la no discriminación, el respeto por la privacidad e intimidad propia y ajena, pueden traducirse en formas positivas de vivir y ejercer la sexualidad con relación a nosotros mismos y a los otros.
En otras palabras, esta dimensión alude a cómo nos relacionamos con otros, el vivir y convivir en sociedad.
Este entramado complejo expresa una forma de entender la sexualidad que implica mirarla no ya desde una sola dimensión, sino desde un conjunto de dimensiones, lo cual va configurando un modo particular de entender la educación sexual en términos integrales.